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10 junio 2012

CEOE: ayer por mí, hoy por ti

Las patronales CEOE y Cepyme han comunicado su satisfacción por el acuerdo político del Eurogrupo por el que, para recapitalizar la parte "más frágil" del sistema financiero, se otorga a España una línea de crédito de 100.000 millones de euros, de los que la parte que se utilice, confirmó el propio ministro De Guindos en la rueda de prensa de ayer, acarreará un aumento de la deuda pública, puesto que el FROB es un organismo público, y los intereses que se paguen computarán como gasto a efectos de déficit.

El procedimiento que empleará la UE "puede ser", dijo, tanto a través de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), el llamado fondo de rescate temporal cuya vigencia acaba en 2013, como del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que entrará en vigor el 1 de julio de 2012 y que se define como el fondo de ayuda permanente.

Para las organizaciones empresariales, la condicionalidad exclusivamente financiera (al decir del ministro) refuerza los aspectos positivos de un acuerdo que, dicen, supone un estímulo al proceso de reformas gubernamentales.

De Guindos insistió en que el informe del FMI había concluido que el problema sólo orbitaba en torno al 30% del sistema bancario español. No obstante, según el Fondo, sólo BBVA y Santander, que acumulan el 33,8% de los activos bancarios, se librarían de tener que aumentar sus reservas de capital.

No se debe olvidar que aquella parte "más frágil", lo es por renovaciones de créditos como la que en marzo de 2010, aceptándole nuevas garantías, le hizo Rodrigo Rato al entonces presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, por valor de 26 millones de euros que habían incurrido en impago el año anterior, lo que vino a distanciar al mal pagador del, a la sazón, presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa.

Tres meses después, en el proyecto de fusión de la gestión corporativa, de riesgos y las estrategias de negocio -manteniendo las diferentes marcas y obras sociales- que Caja Madrid y sus socios de la que sería Bankia, presentaron en Londres, se hacía hincapié en que la sociedad que tomaría las principales decisiones "es un banco" y que, como tal, celebrará juntas de accionistas en las que se podrán decidir temas como "la entrada de nuevos accionistas, aumentos de capital o la salida a bolsa", ya sea de la entidad principal o de su grupo de participadas, que se valoraba en 5.500 millones de euros.

La semilla estaba puesta. Izquierda Unida era la única que tenía los pies en la tierra cuando en su momento se opuso, mientras Rajoy admitía que "se ha avanzado porque ya hay cajas de ahorro que se han fusionado, que ya se han convertido en bancos, que están cotizando en bolsa". Su única pega a la gestión del Gobierno socialista era que "se debería haber actuado mucho antes". Y ahora, hace medio mes, Guindos ya tuvo que admitir que "la fusión planteada no era la adecuada ni tampoco la salida a Bolsa". Por entonces, Bankia necesitaba sólo en concepto de provisiones exigidas en los propios decretos populares de febrero y mayo, un mínimo de 7.100 millones.

El documento de aquella presentación a bancos y fondos de inversión cifraba en 16.000 millones las pérdidas, cubiertas con los 4.465 millones pedidos al fondo de rescate (FROB), en que preveía incurrir, por deterioro de los créditos concedidos, el sistema institucional de protección (SIP) establecido con una licencia bancaria.

Eso era entonces, porque la cantidad exacta que el FROB inyectará a las cuatro entidades intervenidas (Bankia, que precisa 19.000 millones de euros, CatalunyaCaixa, NovaGalicia Banco y Banco de Valencia) no se determinará hasta que el 21 de junio se conozcan los resultados del examen que en una primera fase eleven las consultoras Roland Berger y Oliver Wyman, y a finales de julio la evaluación más en profundidad que hagan las auditoras PwC, Ernst&Young, Deloitte y KPMG sobre todo el sector.

Xavier Vidal-Folch se cuestionaba en El País del 24 de mayo quién respondería de la calidad de lo que viene a ser una privatización de la función del Banco de España a favor de las dos primeras consultoras, sin trabajo de campo entidad a entidad, realizándose el test de estrés (prueba de resistencia) básicamente con los datos que facilite el Banco de España (un análisis de arriba-abajo, top-down), "sin apenas inspectores y sin analizar la morosidad. ¿Cuánto cobrarán por ello? ¿Por qué niega el Gobierno esa información [...]? Oliver Wyman [...] en 2006, dos años antes de su nacionalización, (calificó) al catastrófico Anglo Irish Bank como 'el mejor banco del mundo' y [...] asesoró a la banca de Wall Street para que multiplicase sus hipotecas basura. [...] Incumple la ley contable y viola la fiscal, lo que le valió en 2010 una sanción de 77.000 euros por el Impuesto de Sociedades".

En cuanto a Goldman, fue "rescatado por el contribuyente americano con más de 10.000 millones de dólares. Es uno de los grandes creadores de las hipotecas basura. Apostó por el hundimiento de los derivados tóxicos que vendía, sabiendo que lo eran. El informe de la Comisión parlamentaria [...] le acusó de 'multiplicar los efectos del colapso de las hipotecas basura' endilgando su riesgo a sus clientes ('The financial crisis inquiry report', enero de 2011 [...]). Pagó en 2010 una multa de 420 millones de euros para evitar el proceso instado por la Comisión del Mercado de Valores (SEC) por haber engañado a sus clientes y a las autoridades. Y en 2011, otra al regulador de Massachusetts. Con los otros grandes de Wall Street embelleció sus balances, reduciendo su deuda a través de repos, un símil de crédito con pacto de recompra que puede ayudar a periodificar a placer. [...] Asesoró el maquillaje de las cuentas de Grecia para que pudiera, con trampas, acceder al euro en 2002 ('El banco', Marc Roche, Deusto 2010). Intoxicó al holandés ABN-Amro y al alemán IKB. Desde octubre pasado, 30 de sus 450 socios han abandonado la compañía, hastiados por sus bajezas. [...] el director de productos derivados en Londres, Greg Smith [...] confesó en un artículo ('New York Times', 14 de marzo) [...] que Goldman se especializa en abusar de sus clientes, a los que los directivos suelen llamar 'títeres'. [...] 'Asisto a reuniones de venta de derivados en las que no se dedica ni un minuto a preguntarse cómo podemos ayudar a los clientes; sólo se trata de cómo podemos sacarles el máximo de dinero'".

Lo malo es que el cliente ahora, por obra y gracia del PP, somos los españoles.

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