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05 mayo 2012

Los buenos súbditos de Castilla y León

En colegios públicos de Castilla y León, la Junta subvenciona, para niños y niñas de entre 7 y 12 años, clases teóricas y también "a través de jornadas prácticas, cómo se caza” para conseguir que “no se pierda la afición”. El programa, denominado 'Cazador por un día', está impulsado por la Federación de Caza de la región y ya se están destinando 303.000 euros al fomento de este negocio entre los menores.

El convenio, que contempla más actuaciones, fue firmado el 29 de noviembre de 2010 por la polémica exconsejera de Medio Ambiente María Jesús Ruiz y por el exmilitar portavoz y presidente de los cazadores Santiago Itumendi Mauregui, que llegó a asegurar que el sistema educativo enseña “la cultura del Bambi, donde se les dice a los niños que los cazadores son malos y los ciervos buenos [...] se pierde la afición a la caza entre los más jóvenes por un desconocimiento absoluto y por normas cada vez más restrictivas, por ejemplo las relativas al permiso de armas para menores”.

La campaña implica el contacto con las armas y la legislación que regula el uso de éstas a nivel estatal entra en contradicción legal con los planes de la Junta. El Real Decreto 137/1993 de 29 de enero, conocido ya por todos a raíz del disparo de escopeta al pie de Froilán -que, por supuesto, el Ministerio Fiscal  rehúsa denunciar, por el mismo motivo por el que se ocultan los emails de Urdangarín comprometedores para la Casa Real- especifica que los menores podrán usar, “con Autorización Especial para Menores (AEM)” expedida por la Guardia Civil, escopetas de caza una vez cumplidos los 14 años “acompañados de un mayor de edad”. La norma permite además que bajo supervisión de un adulto, puedan usar rifles de caza los menores a partir de 16 años, una edad que la nueva Lei de Caza de Galicia que prepara la Xunta pretende rebajar a los 14.

La "pela es la pela" venga de donde venga. Botsuana había prohibido la caza de elefantes en 1982, pero la reabrió en 1996 mediante un sistema de subasta para que los abatieran potentados extranjeros obsesionados por dar caza a los "cinco grandes" (elefante, búfalo, león, leopardo y rinoceronte) y dispuestos a pagar (ellos o nosotros -no lo sabremos porque sus porteros vetan las preguntas-) entre 20.000 y 45.000€ por los safaris. En las webs de sus organizadores se pueden leer testimonios de personas que llevan a sus hijos de 6 ó 7 años para que experimenten la sensación de matar un animal. Una de las principales empresas es Rann Safaris, cuyo propietario, el de las fotos junto a esa persona ya "non grata" en Berga, es un ferviente admirador de los 'cazadores de marfil' del siglo XIX. En una entrevista con la productora Orion, Jeff Rann contó que cobró su primera pieza a los 5 años.

En España, más de 13.000 menores de entre 14 y 18 años cuentan con licencia de armas, según datos de la federación de caza. En un comunicado, Ecologistas en Acción de Castilla y León,  la tercera comunidad con más licencias, explica que este apoyo económico que se da a los cazadores contribuye a “educar a los escolares a matar por diversión”. Además, recuerdan que la Junta de Castilla y León ha eliminado recientemente las subvenciones de más de 250 actividades de educación ambiental gestionadas a través de convenios firmados con asociaciones culturales, colectivos de ciudadanos y Ayuntamientos de la región. También ha despedido a la mayoría de técnicos de medioambiente contratados para estas actividades. Ecologistas en Acción pide a las AMPAS de los centros escolares “que se nieguen a que sus hijos reciban una educación bélica”.

No se ha caracterizado nunca por su amor a los animales el Gobierno castellano-leonés. En mayo de 2010, técnicos de la comunidad mataron a una loba gestante, con nueve fetos, en una zona cercana a Villalpando (Zamora). La Junta permitió, así mismo, la eliminación de siete lobos en la comarca de Riaño (León) en pleno período de reproducción. "El lobo está intentando llegar a los Pirineos por el País Vasco, pero la presión humana no lo permite. Se ha extinguido en Extremadura y en Andalucía no existen datos fiables de sus poblaciones", explicaba Pablo Perucha, de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel), recordando que "el lobo también entró en 2000 en Guadalajara, pero como entró, volvió a desaparecer". Los ganaderos lo liquidaron. Los conservacionistas creen que los censos del lobo están "inflados" y, mientras el águila imperial, con 250 parejas reproductoras, se considera en lógico peligro de extinción, el lobo, con similar número de grupos reproductores, se puede cazar.

En Galicia, una plataforma de 30 organizaciones sociales, culturales y ecologistas denominada “Matar por Matar Non” también defiende una educación no bélica y de respeto con el entorno.

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