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01 abril 2011

Francia, búscate otra, que Garoña se cierra

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha ratificado hoy el cierre de la central nuclear de Garoña para 2013 durante su comparecencia ante el pleno del Congreso para dar cuenta del Consejo Europeo celebrado la semana pasada en Bruselas, en el que se adoptó un paquete de medidas para evaluar con rigor el estado de las centrales nucleares en Europa.

Así, según Zapatero, se tendrán en cuenta escenarios que no se consideraron en el diseño y construcción de las centrales [de igual forma que tampoco se consideraron entonces períodos de uso superiores a 30 años]. Se solicitarán estudios sísmicos complementarios e informes sobre posibles riesgos de inundación, unas medidas que no casan con la ampliación a un año y medio del tiempo entre parada y parada de reactores como los de Almaraz, para ahorrar costes. Hace medio mes, 7 trabajadores de una subcontrata se concentraron en el acceso principal de la factoría reivindicando "pagarés a 60 días que incumpieron" por valor de más de 100.000 euros [= ¿más ahorro de costes?].

Y es que la nuclear no es una energía barata: 50.000 millones de libras costaría inicialmente cada nueva central de las que se iban a proyectar en Reino Unido. Pero el viceprimer ministro, Nick Clegg, dio por hecho que los costes para garantizar la seguridad serán difícilmente asumibles por la industria nuclear, y "no podemos dejar que se saque dinero al contribuyente como se ha hecho en el pasado".

El que España compra electricidad a Francia es otro mitos más que repetido por los que prefieren las nucleares a "otras industrias, como por ejemplo conserveras", cuyos residuos agrícolas y ganaderos se podrían aprovechar como biomasa para producir electricidad (un campo aún poco explotado y con muchas posibilidades por desarrollar), pero "que no se han instalado por miedo a estar cerca de una central" [Paca Blanco, de Ecologistas en Acción Extremadura]. Sin embargo, la realidad es que no consumimos electricidad de fuera. En otras palabras, nosotros vendemos la luz a Francia, no ellos a nosotros. España no necesita la electricidad de las centrales nucleares para mantener el consumo, porque el saldo final con Francia a final del año es exportador.

Desde 2004 España tiene un saldo positivo en sus intercambios con el exterior, que incluyen Francia, Portugal y Marruecos. La raíz del mito está en el pasado; la enorme capacidad eólica que España ha instalado en la última década. Es una potencia instalada de 19.000 megas (casi el 20% de la potencia total del Estado) ha hecho que la suma de todos esos intercambios sea ya positiva desde hace años. En algunos días, la energía eólica ha llegado a superar el 50% de la que España generaba en ese momento.

En el balance del último año realizado por Red Eléctrica de España se dice respecto a los intercambios con Francia: "Por séptimo año consecutivo, el saldo de los intercambios internacionales ha resultado exportador con 8.490 GWh, un 4,8% superior al del 2009. Este aumento proviene principalmente del cambio de signo del saldo neto de intercambio con Francia, que pasa a ser exportador como consecuencia tanto de un aumento del 45% de las exportaciones, como de un descenso del 49% de las importaciones".

Y todo ello a pesar de que nuestra capacidad de intercambio de electricidad con el exterior es corta (las líneas existentes permiten exportar no más de un 3% de la energía total que somos capaces de producir).

No sólo se hace uso de falsos mitos como el anterior; también repite hasta la saciedad ese portavoz y altavoz de la central almaraceña llamado Guillermo Fernández Vara, las supuestas ventajas que trae a la población local y regional la nuclear. No es mucha la prosperidad local si los alumnos de secundaria de la localidad cacereña deben desplazarse 14 kilómetros para ir a clase. La propia alcaldesa de Almaraz se queja de que cada vez los empadronados en la localidad cuentan con más dificultades para acceder al empleo: "se realiza todo cada vez más con subcontratas".

En cuanto al aporte a las arcas regionales es otro falso mito, pues aunque Almaraz fuera gestionada por una sociedad mercantil con domicilio fiscal en la región, se trataría de impuestos que van al Estado: el de Sociedades directamente, por no ser el sujeto persona física y no estar transferido el impuesto; y el IVA es repartido por el Estado entre las comunidades mediante una imputación indirecta en función del consumo en cada región (que calcula el Instituto Nacional de Estadística), por lo que el lugar físico de la recaudación es irrelevante.

El que la comunidad de bienes que el 22 de abril de 2009 fijara su domicilio fiscal en Extremadura no influye nada a nivel de ingresos para los extremeños. De la energía producida en Almaraz se determina qué parte corresponde a cada una de las propietarias (Iberdrola, Endesa y Gas Natural), y es la Comisión Nacional de Energía la encargada de determinar cuánto facturan estas empresas, las cuales pagan sus impuestos, en base a al beneficio obtenido, allí donde tienen su respectivo domicilio fiscal, es decir, el domicilio fiscal de Iberdrola, el domicilio fiscal de Endesa y el domicilio fiscal de Gas Natural.

Todo lo demás es intoxicación potenciada por Fernández Vara y heredada del Consejo de Gobierno del 22 de febrero del 2006 cuando Rodríguez Ibarra condicionó su apoyo a la prórroga de Almaraz tras el 2010 a que fijara su domicilio fiscal en Extremadura. Entonces dijo que la planta generaba unos 300 millones anuales en IVA y que con el modelo de financiación autonómica que se estaba negociando, las comunidades podrían recibir el 50% de este impuesto que se generara en sus territorios. Ante este incumplimiento de la central de establecerse como sociedad mercantil en Extremadura (aunque no valga para nada), ¿va a retirar el PSOE extremeño su apoyo a la prórroga nuclear?

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